martes, 22 de abril de 2008

¿Que es el cambio climático?


EL CAMBIO CLIMÁTICO

Presentamos esta guía sobre el calentamiento global y el cambio climático. Conozca lo que le estamos haciendo al mundo y como evitarlo.

La Conferencia de Río de 1992 definió el cambio climático como «un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a actividades humanas que alteran la composición de la atmósfera natural y que viene a añadirse a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparables».

El exceso de dióxido de carbono en la atmósfera, un gas de invernadero, producido por la actividad humana al quemar combustibles fósiles, como los derivados del petroleo o el gas natural, se ha incrementado en 40 partes por millón desde 1960 hasta el año 2000. Esto ha producido el aumento artificial de la temperatura en la Tierra, la disminución de las masas de hielo polares o inundaciones, como señalan los expertos del IPCC (Panel Intergubernamental Para el Cambio Climático, con sede en los Estados Unidos).

Se hacen algunos esfuerzos para frenar el aumento del CO2 en la atmósfera y eventualmente regresar a los niveles preindustriales. Para ello algunos países han firmado el Protocolo de Kyoto, mientras otros, como Estados Unidos y Australia pretenden disminuirlos a través de cambios tecnológicos, el uso de biocombustibles y le energía generada por el Sol, el viento o la fisión nuclear.

La Junta de Andalucía afirma que el Cambio Climático, «es el problema ambiental global más importante que tiene la Humanidad ante sí».


NO ES LA PRIMERA VEZ

Se ha comenzado a comparar la tendencia a las altas temperaturas invernales de los últimos años, con una situación semejante vivida anteriormente.

El Instituto para la Investigación Científica de New Braunfels, en Estados Unidos, y la propia NASA, han explicado que durante la Edad Media, entre los años 800 y el 1100 también hubo un calentamiento global. De hecho, un trabajo de la NASA con polen extraído de sedimentos de Hudson Valley, cerca de la ciudad de Nueva York, reveló que en esa época sólo había especies arbóreas adaptadas a los climas más cálidos y secos, como pinos de clima templado y nogales americano. Sin embargo, antes de este tiempo constataron que había robles y otras especies adaptadas a climas más fríos y húmedos.

Pues bien, estos estudios demuestran que el calentamiento global de la Edad Media es similar al que estamos viviendo ahora, con la gran diferencia de que ahora hay otros parámetros con valores diferentes, como el dióxido de carbono (CO2) y el aumento de las radiaciones solares, lo que ha llevado a buena parte de la comunidad científica a pensar que este fenómeno está producido, en gran medida, por la actividad industrial del hombre.

Al calentamiento medieval siguió la llamada “Pequeña Edad de Hielo”, una época comprendida entre la mitad del siglo XIV y la mitad del siglo XIX, donde las temperaturas cayeron abruptamente.

Salas y otros (Nuestro Porvenir Climático, 2001) mencionan que en España, el Ebro se heló siete veces entre 1505 y 1789. Algunos autores atribuyen causas humanas a esta fluctuación climática, ya que al enfriamiento podría haber colaborado la disminución de la población humana causada por la epidemia de la Peste Negra en Europa, que asoló Europa entre 1347 y 1351, y mató cerca de un tercio de la población del continente, con la consiguiente disminución de la actividad agrícola y la deforestación, actividades que favorecen el calentamiento global.

La “Pequeña Edad de Hielo” coincide también con la conquista de América, y la consiguiente brusca disminución de la población en este continente debido a las enfermedades introducidas por los europeos en el Nuevo Mundo, que se calcula mataron a unos 50 millones de personas, el 90% de su población nativa. América permaneció casi despoblada entre los siglos XVI y XVIII. Disminución de la población que permitió la recuperación de sus bosques y selvas, que ayudaron a la captura del CO2, disminuyendo el nivel de este gas de invernadero de la atmósfera y causando un enfriamiento en el planeta.

Los bosques volvieron a ser talados tras la llegada masiva de inmigrantes durante el Siglo XIX, en pleno auge de Estados Unidos y de la Era Industrial.

Ver "Evitando una Edad de Hielo".


CONCENTRACIÓN DE CO2 EN LA ATMÓSFERA La Curva de Keeling, mide la cantidad de CO2 disuelto en la atmósfera.
Niveles de CO2

Imagen arriba: Niveles de CO2 medidos en el Polo Sur y la Antártica por instrumentos de la Scripps Institution of Oceanography, es medido en "partes por millón": ppm.

EL CO2 AUMENTA MÁS RÁPIDO DE LO PREVISTO (22 Oct. 2007)

EL EFECTO INVERNADERO

Consiste en la capacidad de ciertos materiales, como el vidrio y el plástico transparente, en dejar pasar el calor del Sol a un recinto cerrado y evitar que vuelva a escapar, como ocurre en los invernaderos; esto permite que en su interior la temperatura sea muy superior al exterior. Esto se logra al impedir la convección del aire recalentado en su interior y que este escape hacia afuera.

No es completamente correcto llamar “efecto invernadero” al fenómeno atmosférico que regula la temperatura en la superficie del planeta. Este depende de la existencia en la atmósfera de pequeñas cantidades de ciertos gases que tienen la capacidad de absorber la radiación infrarroja emitida por la superficie de la Tierra y los océanos, para posteriormente reemitirla calentando la superficie del planeta.

El CO2 y el vapor de agua fueron identificados en 1859 por John Tyndall como las principales moléculas del aire responsables de este singular efecto: las variaciones de estos gases podían explicar las alzas y bajas de la temperatura planetaria que han conducido a las edades de hielo.

Posteriormente se ha comprobado que además del CO2 y el vapor de agua, el metano (CH4), el óxido nitroso y otros gases de origen industrial cumplen la misma tarea en forma mucho más eficiente. Afortunadamente estos gases existen en la atmósfera en pequeñas cantidades.

Es así como la superficie del planeta recibe calor tanto desde el Sol como de la atmósfera.

Sin la acción de estos gases en la atmósfera, la temperatura sobre el planeta sería de unos 15º bajo cero. Actualmente la temperatura en la superficie de la Tierra se mantiene en promedio a los 15º Celsius sobre cero, el nivel óptimo para la vida. Gracias a la atmósfera el planeta no sufre las brutales diferencias que vemos en los mundos sin aire, como la Luna, donde en el lado de día la temperatura alcanza en promedio unos 107º Celsius y en su lado nocturno 153º C bajo cero.

En la mantención de esta temperatura ideal también colaboran las nubes y los hielos, que reflejan hacia el espacio gran parte de la radiación solar que recibe la Tierra.

Como vemos, lo que ocurre en los invernaderos es diferente a lo que pasa en la atmósfera.

Después del vapor de agua, el principal gas de efecto invernadero es el CO2. Este gas, que actualmente constituye sólo el 0,0383% de la atmósfera, es utilizado en gran escala en la actividad fotosintética de plantas y bacterias, el proceso mediante el cual estos organismos captan el CO2 de la atmósfera para sus procesos metabólicos y construcción de tejidos.

La cantidad de este gas en la atmósfera depende de la actividad fotosintética. Antes de la aparición del hombre sobre el planeta, las plantas se encargaban de mantener en equilibrio el CO2, absorbiendo y emitiendo la misma cantidad al realizar la fotosíntesis. Adicionalmente, una pequeña cantidad de CO2 es absorbido por las rocas y otra por el océano.

Las fuentes emisoras naturales de CO2 son los volcanes, que aportan unos 300 millones de toneladas del gas al año; actualmente la actividad humana se ubica muy por encima de esta cifra, y es responsable de la emisión de 26,4 mil millones de toneladas de CO2 al año, producto principalmente de la quema de combustibles fósiles ricos en carbono. Otros 5,9 mil millones de toneladas de CO2 son emitidos por la deforestación y las actividades agrícolas.

Sólo un 40% del CO2 extra que emitimos a la atmósfera es absorbido por los organismos que realizan fotosíntesis, principalmente del mar. El resto pasa a aumentar el nivel del CO2 en la atmósfera.

La abundancia natural de estos gases en la atmósfera es lo que la hace un lugar acogedor para la vida, sin embargo luego de la era industrial su cantidad ha aumentado considerablemente con el consiguiente aumento de la temperatura en el planeta, lo que a su vez está generando severos cambios en el clima del planeta.

Otro fenómeno natural que está contribuyendo al calentamiento global, es el aumento de las radiaciones solares. Según estudios de la NASA, el aumento en la radiación solar en los últimos 24 años ha sido de un 0,1%. «Este incremento no es tan importante como para provocar un cambio climático, pero sí lo acabaría siendo si esta tendencia se prolongará durante un siglo más», según afirman los científicos de este organismo.

Expertos Instituto Goddard de Estudios Espaciales y de la Universidad de Columbia indican que la radiación solar se ha incrementado desde finales del siglo XIX. Por eso, todo este conjunto de factores contribuye a que se incremente el vapor de agua proveniente de los océanos y mares al calentarse, lo que para muchos científicos es el gas de efecto invernadero más potente de todos.


EL FENÓMENO DEL NIÑO

Todos estos parámetros influyen sobre el clima mundial provocando que fenómenos como El Niño aparezcan con más frecuencia. El Niño consiste en un calentamiento anómalo a gran escala de las aguas superficiales del Océano Pacífico central, según indica la FAO.

Aparece entre cada dos a siete años, con intensidad y duración variables. Alcanza su nivel máximo en torno a la Navidad, de donde toma el nombre que los pescadores peruanos le dieron al darse cuenta que en ciertos años las aguas donde pescaban estaban más calientes de lo normal y tenían una mala pesca. «Como la anomalía en la temperatura del océano alcanzaba un máximo hacia finales de año, los pescadores asociaron a esta corriente de agua caliente con la llegada del niño Jesús por estar próxima la Navidad», explicaron científicos del Centro de Ciencias de la Atmósfera en México.

La influencia del Niño 2006, que comenzó en noviembre del año pasado se está haciendo visible en España y en toda Europa provocando temperaturas irregulares en los meses de invierno. Por poner un ejemplo, en Málaga capital el termómetro ascendió hasta los 28 grados a mediados de este mes, lo que provocó que la fauna asociada a las temperaturas benignas (insectos y reptiles) dejaran de invernar creyendo que ya nos habíamos instalado en la primavera, informaron especialistas.

Otras de las repercusiones de El Niño en Europa ha sido el movimiento del aire húmedo y cálido del Atlántico sobre el norte del viejo continente, con el consiguiente aumento de las temperaturas y la disminución las nevadas de tal forma que las estaciones de esquí están viviendo un invierno sin apenas nieve. Como se puede observar, hay muchos factores que pueden influir en que estemos viviendo un invierno atípico con temperaturas poco lógicas en esta estación. El calentamiento global puede ser uno de ellos, pero no el único.

SOMOS CULPABLES

Todos colaboramos de alguna forma al calentamiento global, produciendo CO2, cada hogar produce cinco toneladas al año.

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